Pero no nos pongamos demasiado dramáticos, porque al margen
de esta introducción, está el extraordinario trabajo en equipo que llevaron a
cabo los miniarquitectives del pasado sábado. Cual ciudadanos de Lilliput, los
trece participantes nos quitaron las herramientas de las manos (literalmente)
para construir al unísono sus propios refugios. Tras los “Corta por aquí” y “Sujeta
por allá” que no pararon de escucharse en la sesión, ocuparon orgullosos
sus nuevos pabellones, que durante los próximos días harán las delicias de los
visitantes del Colegio de Arquitectos de Palma.
Una vez más, ENHORABUENA.
(1) ¿Qué es pensamiento divergente? Es la capacidad de encontrar muchas respuestas a una pregunta. ¿Qué hacen en las escuelas? Te enseñan que hay una respuesta a una pregunta. Esto es lo contrario a la complejidad de la vida. Esto a la gente le hace sentirse muy bien. Te permite contabilizar si este niño se sabe o no se sabe las preguntas y darle un diplomita al final que no le sirve de casi nada. Hay que replantearse el sistema. La mente humana es extremadamente creativa. El 98% de los niños hasta los cinco o seis años son genios en pensamiento divergente, pueden dar unas doscientas respuestas a la misma pregunta. A medida que pasan los años, los niños bajan la tasa de respuesta y también la creatividad. Y son años que pasan en la escuela. Algo tendrá que ver. ¿Cómo es posible que algo que es tan llamativo en el cerebro humano que es la capacidad de imaginar, inventar, de soñar, de elucubrar, de crear, no la estemos fomentando? Podríamos darle un empujoncito librándonos de estructuras muy arcaicas para permitir que la gente desarrolle este potencial de creatividad que tenemos.
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