lunes, 4 de noviembre de 2013

De Encuentros Amables

En ocasiones, la frontera entre el medio ambiente natural y el construido está en una línea de piñas, en el equilibrio de una roca, en una sutil composición de flores secas. Este fin de semana, perdidos entre las rocas metamórficas de Es Port des Canonge (Mallorca), hemos comprobado cómo la interacción con la naturaleza puede llevarnos a la más profunda de las meditaciones, a un confortable estado de concentración donde el sol, la brisa y el sonido de las olas nos convierten en un elemento más del paisaje.

Diego Ingold y Mabel Moreno son los creadores de Encuentros Amables, la propuesta donde un grupo de mentes inquietas se reúnen para explorar un determinado territorio y convertirlo, con los recursos que éste ofrece, en un museo al aire libre. Y es que el land art, esa forma de expresión a veces subestimada, nos presenta el reto de construir sin destruir, de jugar con el entorno dejando huellas efímeras que perdurarán solo hasta que la propia naturaleza quiera. De convertir el medio en un lienzo sin límites.



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