En 1885, W. Le Baron Jenney construyó en Chicago el que se
considera el primer rascacielos de la historia. Con “solo” diez plantas y 42
metros de altura, el Home Insurance se convirtió en el precursor de una
creciente competición por tocar las nubes, alentada por los avances
constructivos y tecnológicos, propios de la época.
Casi 130 años después, más de un centenar de alumnos del
colegio Santa Mónica han tomado el relevo a los especialistas de las alturas. Durante
dos intensas jornadas, nombres como Burham, Pelli, Pei o el propio Wright se han colado en las aulas para inspirar a nuestros pequeños artistas, iniciándoles en conceptos
de composición y estructuras y demostrándoles cómo, a partir de los
rascacielos, podemos aprender física, matemáticas, historia, léxica e, incluso,
religión (*).
El modelo norteamericano de ciudad dispersa y la ciudad compacta, según Koolhaas
(*) En estructuras, se conoce como "cruz de San Andrés" al arriostramiento en aspa, según paralelismo con el martirio de dicho santo, que fue crucificado en forma de X. Mientras explicábamos esta anécdota, dos operarios atravesaban en patio cargados con el crucifijo del paso de Semana Santa, cual éxodo al Monte Calvario.
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