Terminada la semana, podemos confirmar
que trabajar con alumnos de Educación Infantil rompe todos los
esquemas de orden, organización y previsión que puedan preverse
antes de una actividad. Al mismo tiempo, como nos sucede cada vez que
tratamos con estos minúsculos señores y señoras, reconocemos que
el caos controlado que se genera en sus sesiones nos enseña a ser
más frescos, más elásticos y mucho (muchísimo) más creativos.
Esta semana que termina, decíamos, hemos estado con los alumnos de
tres, cuatro y cinco años de Aula Balear, convertidos este curso en
arquitectos, diseñadores, fotógrafos, escultores e instaladores de
arte. Ni más, ni menos.
Con los más pequeños, nos centramos
en las distintas manifestaciones artísticas, en cómo la pintura
clásica evolucionó hasta el cubismo de Brake o hasta las geometrías
de Mondrian y Paul Klee. Experimentamos con los cuadrados de colores,
al más puro estilo vanguardista, a la vez que descubríamos el
apasionante mundo del pegamento de barra (que se moldea, se aplasta,
se esparce, se come...). Con el paso a las tres dimensiones, nos
metimos en la piel de Rietvelt, imitando sus composiciones a base de
ensamblajes, y gracias al Modulor, vimos cómo nuestras esculturas se
convertían de repente en edificios neoplásticos. Todo un proceso
artístico lleno de figuras, imaginación... Y mucho pegamento de
barra.
Más imágenes de 3 años AQUÍ
El martes le llegó el turno al patio
del colegio, a las perchas de colores, a las bridas y a un montón de
minidedos muy empeñados en ensartarlas. Tal mezcla dio como
resultado la transformación de una esquina del recreo, un juego de
sombras cambiante que, según nos han contado, ya ha sido objeto de
dibujos e interpretaciones. Y es que con una mano de obra tan
concentrada (y un coro vitoreando cánticos enérgicos -¡QUE LO
POOOONGAN, QUE LO POOOOONGAN, QUE LO POOONGAN...!-) ¿qué puede
salir mal?
Más imágenes de 4 años AQUÍ
El viernes fue el turno de los
fotógrafos y diseñadores, el momento para descubrir la importancia
de las escalas en la arquitectura y el diseño. Tras comprobar que
las sillas de Infantil me darían dolor de espalda, convertimos cajas
de cartón en dinosaurios, aviones, rascacielos, réplicas de
Oteiza... Y gracias a la magia de la perspectiva, los agrandamos
hasta dimensiones insospechadas.
Más imágenes de 5 años AQUÍ
Sin lugar a dudas, una gran experiencia.
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